Nathalia Edenmont nació en 1970 en Yalta, en la República de Crimea, antes la Unión Soviética. Actualmente vive y trabaja en Estocolmo.
Tal como ella lo plantea, nació y creció en un país que ya no existe y su nombre es uno de los más comúnes en la zona. Ha caminado las calles de su país con una bufanda roja en el cuello y con una fe ciega sobre los ideales que aprendió desde chica.
La fotografía es el medio que utiliza Edenmont para expresarse y crear, pues está convencida que es el medio que mejor contiene y copia la misma hipocresía que permeó sus primero años de vida. En sus fotografías, las flores dan la apariencia de estar vivas aunque ya hayan sido cortadas y comiencen a marchitarse. La sangre de sus imágenes se observa real y vibrante a pesar de que ya se ha coagulado, tal y como sucedió con las ideas que le forzaron en su niñez.
Por otro lado, el vivir en la capital de Suecia la ubica en la tierra de los rubios en donde la diversidad es casi invisible. Un mundo donde todo lo que la rodea es parecido y seguro. Una comodidad sin interrupción que la hace preguntárse su propia existencia y percepción.






